Durante
muchas décadas, se consideró que la violencia contra la mujer era un problema
privado, que no debía ni podía comentarse en público. Se daba por hecho que las
mujeres víctimas de abusos tenían que sufrirlos en silencio. Por otro lado, las
que sí denunciaban estos hechos ante las autoridades no podían contar con
ningún tipo de apoyo por parte de la sociedad.
Con
el paso de los años, se ha producido un cambio. Tanto los roles masculino y
femenino continúan experimentando una transformación importante, lo que
conlleva a que un mayor número de mujeres vivan sus vidas por sus propios
medios y trabajar de lo que quieran y a todos los niveles. Todo esto, es en
parte porque los derechos humanos han comenzado a tener una gran relevancia en
Europa. Porque la violencia de género es claramente un abuso de los derechos
humanos.
Maltratar
a una mujer es el resultado de un fracaso social. Es agredir a toda la
sociedad. Es vulnerar los derechos de todos los ciudadanos. Todos somos
víctimas, directa o indirectamente. Y como tales, debemos poner entre todos las
medidas para que no se sigan dando casos de violencia contra la mujer.
Se
trata de un problema social que se tiene que tomar muy enserio. Dado que según
un estudio de la Agencia de los Derechos Fundamentales, basado en entrevistas a
más de 42.000 mujeres en los 28 Estados miembros de la UE, ha demostrado que un
tercio de todas las mujeres de la UE han sufrido violencia física o sexual en
algún momento de sus vidas.
Este
resultado es muy impactante. Y existen otras diversas formas de violencia
contra la mujer. Una de esas nuevas formas de violencia es el acoso
cibernético, que afecta a jóvenes en particular. Se ven controladas e
insultadas con mensajes abusivos por teléfono, correo electrónico o en redes
sociales.
Por
otro lado, aunque parezca un hecho del pasado, aún queda un largo camino por
recorrer, en cuanto a la igualdad en el trabajo entre los dos sexos. Según
datos, el 75% de las mujeres que ocupan puestos de alta dirección en la EU han
sufrido acoso sexual en sus puestos de trabajo.
Actualmente,
la detección precoz es la mayor asignatura pendiente, debido a que sólo 9 de
las 48 asesinadas este año, habían presentado denuncia. El problema radica en
que en muchos de los casos ni siquiera se habían llegado a activar los
mecanismos de protección previstos en la ley. Se tiene que potenciar la
detección temprana y activar las medidas oportunas para evitar esta violencia.
La
sociedad debe concienciarse tomando aún más parte en el asunto. Es cierto, que
en estos últimos 10 años la situación ha mejorado, pero aún queda mucho por
hacer. Se deben rechazar con determinación y unidad las conductas violentas y
vejatorias, denunciando los casos sospechosos, dado que las mujeres maltratadas
en ocasiones, no son capaces de dar la voz de alarma por miedo. Todos debemos
ser conscientes de este problema que nos afecta a todos. Tal como dice una
campaña contra el maltrato: “Tu abuela te dio a tu madre, tu madre te dio la
vida, tu suegra te dará a tu esposa, tu esposa te dará a tus hijos. ¿Necesitas
otro motivo para respetar y proteger a las mujeres?”.
A
largo plazo, la estrategia debería ser centrarse en la educación, para no dar
crédito y eliminar por completo toda violencia machista.
Por
último, luchar contra la violencia es vivir en sociedad, en el respeto,
sabiendo ponerse en el lugar del otro. Es educar en valores de libertad, de
convivencia e igualdad. En definitiva, conseguir entre todos que no haya ni una
víctima más.
LLAMA AL 016.